No hay más noches que pueda llorar,
no hay días más tristes
de los que ya viví;
solo quedan rastros antiguos
de lágrimas caídas,
de senderos cubiertas de viejas caricias;
mi rostro calla en el tiempo
la soledad que me has dejado
en reemplazo de tus caricias.
Mi voz se queja
de que tu nombre no se pronuncie
ni que amor, ni te quiero
las diga al viento que respirabas.
son esos días que mi alma se queja de no tenerte
en los que yo trato de contenerla
para que no valla tras tu perfume
ese que recuerda para no volverse loco,
ese que recuerda para no morir de frió
un frió de soledad un frió de tristeza
y sigo tentando al olvido
para que me saque del infierno
que se volvió mi vida
después de tu partida
no hay días más tristes
de los que ya viví;
solo quedan rastros antiguos
de lágrimas caídas,
de senderos cubiertas de viejas caricias;
mi rostro calla en el tiempo
la soledad que me has dejado
en reemplazo de tus caricias.
Mi voz se queja
de que tu nombre no se pronuncie
ni que amor, ni te quiero
las diga al viento que respirabas.
son esos días que mi alma se queja de no tenerte
en los que yo trato de contenerla
para que no valla tras tu perfume
ese que recuerda para no volverse loco,
ese que recuerda para no morir de frió
un frió de soledad un frió de tristeza
y sigo tentando al olvido
para que me saque del infierno
que se volvió mi vida
después de tu partida